Terra Cresta (ZX SPECTRUM)

El rey de los cielos

Con el creciente éxito de los salones recreativos, las compañías de videojuegos de ordenadores no tardaron en dirigir su foco ahí, e interesarse por firmar acuerdos de licencia para trasladar los títulos más exitosos al mercado doméstico. Los jugadores que se dejaban la paga semanal en créditos soñaban con tener en propiedad una copia en su hogar; poder echarse todas las partidas que quisieran sin tener que comprobar continuamente cómo de vacío quedaba su bolsillo.

Desafortunadamente, la mayoría de las conversiones de arcades no tuvieron el resultado que esperaban los ansiosos jugadores. No al menos en las máquinas de 8 bits, que lógicamente no podían competir en igualdad de condiciones dadas sus limitaciones. En ocasiones se intentaba incluir la máquina con todas sus características y funcionalidades, un plan que no solía tener buen fin. Con Terra Cresta, además de contar con el gran Johnathan Smith, se centró en capturar la esencia de la recreativa, sin tener que ser una conversión idéntica. El resultado, más que satisfactorio ¿incluso mejor que el original de Nichibutsu?

Uniendo los módulos del Terra Cresta

Con el Módulo 5 nos converitremos en un ave invencible. Aprovecha bien esos instantes

La base del juego no requiere mayor explicación. Estamos ante un matamarcianos que debe hacer frente a los numerosos enemigos que surgen, tanto en su forma terrestre como aérea. La secuela de Moon Cresta nos sitúa ahora en un escenario con scroll forzado que se desliza sobre un escenario desértico salpicado con zonas de agua que marcan la referencia donde están los ‘checkpoints’.

Mientras combatimos las distintas oleadas que debemos hacer frente, irán apareciendo ciertos contenedores numerados. Cuando se active, podremos disparar sobre los números para que liberen un módulo que podemos acoplar a nuestra nave. Conforme más podamos anexar ,mejor será nuestra potencia de fuego y más posibilidades tendremos de completar nuestra misión.

Existen hasta 5 partes que podemos unir (contando nuestra nave base). Al conseguir juntar la última, nos convertiremos temporalmente en una especie de ave apocalíptica capaz de eliminar cualquier enemigo sin vernos afectados. Con cada mejora también obtendremos la posibilidad de separar los módulos durante unos segundos (SPLIT) y así obtener un mayor rango de alcance de nuestro disparos. Sin embargo, perderemos potencia y un impacto sobre la nave base será fatal; algo que no sucede si tenemos la nave ensamblada. Con cada impacto recibido mientras tenemos la nave unida, perderemos un módulo del mismo pero podremos seguir combatiendo. De ahí la importancia de no dejar pasar la oportunidad de recoger estos módulos cuando podamos; además de mejorar nuestra potencia, servirán a modo de vidas extra.

La Humanidad depende de ti

Cuidado con esos cañones que salen del agua, que no te pillen con la guardia bajada

Para tener éxito en nuestra misión debemos tener sobre todo paciencia y determinación. Durante las primeras partidas es bastante normal que caigamos una y otra vez ante la fuerza enemiga, en particular contra la primera oleada. Las características propias del juego hacen que el inicio sea quizás la parte más complicada del mismo, al no disponer de mejora alguna.

Las oleadas de enemigos se van a ir repitiendo a lo largo del juego con distintos tipos de enemigos. Encontrar una estrategia para cada uno de ellos será vital para no sufrir su acoso. Enfrentarnos a ellos sin ninguna mejora añadida será el momento más crítico. Aun así, se puede remontar una partida después de perder una vida y reaparecer con la nave base. A diferencia de otros ‘shumps’, es posible recuperarse y volver a llegar al máximo nivel de nuestra nave a mitad de partida.

Los enemigos terrestres deberían ser el primer objetivo, disparan sin cesar y su número es finito (así como es fija su localización). Los enemigos aéreos, por contra, sólo están limitados por el número que puedan coexistir a la vez. Por más que eliminemos, volverán a generarse sin cesar hasta que les toque el turno a la siguiente oleada. Los ‘bosses’ (naves gigantes) que aparecen de vez en cuando no son obligatorios eliminarlas. Si nos sorprenden con nuestra nave sin potenciar, será cuestión de centrarse más en los enemigos pequeños que intentar destruirla.

El resultado final en una máquina tan limitada como el ZX Spectrum de 48KB es brillante; aunque no nos debe sorprender mucho dado que detrás de esta conversión está «Joffa».

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