Retromadrid: Entre tiendas anda el juego

Recién terminado este Retromadrid 2018, un evento al que he tenido la suerte de acudir y disfrutar en buena compañía, llega el momento de la cruda realidad. La vorágine de encontrarte, saludar o compartir mil risas con la gente que mueve este mundillo (los que están a la vanguardia y los que al disfrutar de sus dulces locuras les dan un porqué a los stands que conforman un evento), da paso a las comparaciones más odiosas.

Tomando algo con VolatiL.- La columna de opinión de un papá, esposo y jugador.

         Cierta polémica levanta el evento del que hablo por ser como es a fecha de hoy. Si bien el mundillo del retro engloba mil y una facetas, la compra del videojuego clásico es de las más importantes para (casi) todo retrojugador que se precie. Y el evento de la capital del reino, no vende. Así sin más.

Uno, empieza a ser perro viejo y aunque no ha ido a tantos eventos como hubiera deseado si que conoce ya unos pocos. Así, recuerdo una Retrobarcelona con decenas y decenas de tiendas, y cientos de ávidos retrojugadores (yo el primero) dejándose la vista en busca de la ganga, cosa por cierto poco menos que imposible en un lugar donde nadie es tonto: Ni el que vende, ni el que compra. Todos sabemos como se juega a ésto. Y en esos pasillos no se cabía, mientras que en los de las exposiciones y stands de gente que muere por los retrobits había no voy a decir que la bola del oeste, pero sí una menor actividad entre juegos que ya vivieron su momento de gloria. Pero ojo, que esto no es malo en si mismo. Que disfruté como un cochino en un charco. Que conste.

Por kilos y por docenas!

Pues eso, que no. Que Retromadrid no vende. O no vende juegos clásicos, mejor dicho.  Gente que gasta su tiempo y energía en un podcast de Spectrum en vez de que se yo, de eso que hace la gente que te mira con cara rara cuando saben que “aun” te siguen gustando los videojuegos, como llorar o reir según les haya ido a los once de turno que van dando pelotazos, a milloncete para la buchaca de cada uno, por cierto.

Retromadrid se centra en los creadores de hoy, en la gente que sigue desarrollando juegos para msx que seguro que les da más dolores de cabeza que euros, gente que en 2018 crea una potente librería para programar juegos para Amstrad para que a cualquier chiquichancla como el que aquí escribe le pique el gusanillo de “¿y por qué no voy a hacer yo un juego?”.

Y es entonces, es cuando me pregunto que demonios hice en Barcelona, porque no recuerdo ni un proyecto que seguir, ni un nuevo periférico que estuviera presentándose, ni una pequeña charla de alguien que se ilusionaba cuando le pregunté por que inspiraciones se guió para crear ese juego nuevo. Eso sí, recuerdo estupendamente que me pidieron 70 euros por un Alisia Dragoon.

En definitiva, una vez me dijeron que visto un evento retro, vistos todos. Esto es y no es así. Todos los eventos para mi son iguales pues acabo gastando el tiempo siempre en querer y dejarme querer por tanta gente que comparte mi pasión y no veo el resto del año. Pero Retromadrid me ha recordado que no, que entre tiendas no anda el juego. Anda entre bambalinas, entre quienes mantienen viva la ilusión por crear. Y esto no solo se intuye. Esto se demuestra desde el primer momento: Se ha creado un videojuego solo para financiar este modo de ver nuestro hobby.  Chapó.

Un artículo de Volatil

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    Freddyjardest Responder
    May 2, 2018 @ 18:06 pm

    Cuanto más cosas leo sobre RetroMadrid de este año, más ganas me entran de haber ido. Prefiero comprar algo homebrew de calidad, con una edición hecha con todo el cariño, que pagar los 60 euros del Alisia Dragoon. A ver si continua la cosa por muchos años. Un saludito.