El Espíritu Marcial

A finales de los ochenta se le empezaba a tomar en serio al PC. Con la incorporación de la tarjeta VGA y sus maravillosos 256 colores en pantalla, se abría hueco entre la pelea entre AMIGA y ATARI ST para reclamar su parte en el olimpo de los 16 bits. Siendo tomado más como un ordenador de negocios en sus inicios, todo cambió con la proliferación de los compatibles IBM. A unos precios mucho más reducidos que el original, se hacían asequibles para cualquier casa. Y su concepto de modularidad donde sólo era necesario cambiar el componente obsoleto en vez de toda la máquina, ganó enteros para convertirse en el estándar que es hoy en día.

Es importante practicar las combinaciones de movimientos para realizar nuestros ataques sin errores

Por la parte lúdica, la nueva tarjeta gráfica nos asombraba con juegos como el que hoy nos ocupa. Budokan no habría pasado de un juego de artes marciales más, de no ser por el excesivo detallismo que se le confirió tanto a su apartado gráfico como al jugable. En la parte gráfica tenemos una paleta de colores muy bien aprovechada que nos sitúa al instante en un patio del sol naciente a la espera de lo que nos ordene nuestro sensei. Siempre guarda alguna animación en el segundo plano que no tiene nada que ver con el desarrollo principal del juego para enriquecerlo. Memorable es la irrupción de Godzilla en el skyline de Tokyo tras haber entrado al majestuoso Budokan para empezar el torneo.

4 Artes Marciales

¿Por dónde empiezo?

Pero antes de comenzar la competición es preciso el entrenamiento. Se nos permitía ir a un dojo específico por cada disciplina que debíamos aprender: Karate, Kendo, Nunchaku y Bo. No se limitaba a mostrar una opción en el menú donde apareciésemos de repente en una sala practicando. Sino que debíamos mover a nuestro personaje hasta el gimnasio en cuestión aportando una sensación de inmersión.

Dentro de cada dojo podríamos practicar los movimientos o luchar contra un oponente (Kumite). Una vez que tuviésemos dominadas las cuatro artes estábamos en disposición de viajar hasta Tokyo para participar en el torneo. Aunque siempre podíamos reservar unos minutos para luchar contra otro oponente humano y escuchar los últimos consejos de nuestro maestro antes de partir.

Budokan

Antes de cada combate nos mostrarán una ficha de nuestro oponente y de su arma. Importante para saber cuál usar nosotros

El conocido edificio del Budokan fue inaugurado con motivo de los juegos olímpicos de Tokyo de 1964 y en ese emblemático lugar procederemos a combatir para lograr vencer a 12 oponentes y ser el campeón. Pero primero tendremos que conocer el curioso sistema de lucha. Tenemos una barra de energía (Stamina) que se muestra inicialmente llena y en verde. Conforme recibamos golpes se irá reduciendo hasta volverse amarilla y finalmente roja. La peculiaridad es que esta barra también se decrementará cuando hagamos movimientos que impliquen mucho desgaste (como un salto con patada giratoria), siendo casi imposible realizar ciertas acciones cuando estemos al borde del KO.

Por otro lado, tenemos la barra de Ki, que vendría a ser como la fuerza. Mientras estemos en reposo irá aumentando. Y si logramos impactar un golpe a nuestro rival le haremos más daño en proporción a esta barra. Pero la cantidad de Ki se dividirá por la mitad cada vez que lancemos un golpe (impacte o no). También se reducirá si recibimos un golpe.

Nos enfrentaremos a rivales que portan armas que no hemos visto anteriormente. Tendremos que ser rápidos para conocer sus debilidades

Antes de saludar a nuestro oponente y empezar a luchar por la gloria, debemos conocer algunas peculiaridades más para hacernos con la victoria final. Disponemos de las cuatro artes antes mencionadas, pero sólo podremos hacer uso máximo de cuatro veces de cada una para ganar un combate. Es decir, si ganamos el primer combate usando los nunchaku, ya sólo nos quedarán 3 posibilidades de usarlos en los enfrentamientos restantes. Tenemos tres oportunidades para derrotar a cada rival, si le vencemos pasaremos al siguiente. Si caemos derrotados las tres veces, el juego nos devolverá al oponente que habíamos vencido anteriormente, pero no nos restaurará el arte que habíamos usado para vencerle; por lo que nuestras posibilidades van menguando.